El animé y el manga en general, si bien hay algunos casos destacables, no suele tocar temas religiosos y basados en catolicismo es todavía más raro y no es de extrañar siendo algo lógico con la cultura de los artistas japoneses donde el cristianismo tiene una influencia cultural bastante baja a comparación de Occidente : probablemente la obra más conocida es Trigun de Yasuhiro Nightow, un western de ciencia ficción elaborado por un mangaka con ciertas sensibilidades budistas pero que tiene la interesante distinción de ser el artista católico de manga más conocido en Japón, que puso bastante de la temática moral, filosófica y espiritual que explora el cristianismo en la historia del pistolero pacifista y compasivo Vash Estampida mientras trata de ser fiel a su código moral en un mundo bastante corrompido y buscando redención y virtud por un pasado trágico y los encontrones filosóficos que tiene con el sacerdote Nicolas D. Wolfwood, un hombre de fe pero que en un mundo tan corrompido ha optado por abrazar un pragmatismo un tanto moralmente gris donde considera que no es práctico obedecer los mandamientos divinos al pie de la letra para poder salvar a las personas del mal.
Madoka Magica ya la analizamos en su momento y de allí el más cercano sería posiblemente Samurai Champloo, una de las mejores series de Shinichiro Watanabe, donde, si bien nunca llega a explorarse con detalle, una de las principales temáticas de fondo que tiene la historia es la persecución de católicos en Japón y la Rebelión Shimabara, retratando esos sucesos históricos con madurez y respeto y viéndolos como una tragedia humana.
Por supuesto, hay otros ejemplos, pero son escasos y las series que usualmente se presentan a la lectura de cristianas son más por compartir lecciones y valores morales, de crecimiento personal que, aunque muchas sin duda son brillantes y muy buenas, es meramente por paralelos con las ideas de la fe y no algo como tal desde un ángulo religioso, por más que se pueda prestar para entretenimiento muy edificante como el caso de Hyouka, Your Lie in April, Erased, Full Metal Alchemist o hasta Rurouni Kenshin. Incluso diría que series como Death Note, bastante oscura, tiene una poderosa reflexión moral sobre la corrupción de una persona que parte el camino hacia su bancarrota moral y su caída a través de una idea que, pese a lo siniestro de los medios, era hecha al menos al inicio con buenas intenciones de querer proteger a los inocentes del mal.
Berserk, por más perturbadora que pueda ser, incluso diría que tiene varias reflexiones muy profundas en el arco de personaje de Guts y la historia de cómo paulatinamente decide abandonar el camino siniestro y de sufrimiento al que descendió a partir del deseo de venganza contra Griffith.
En el caso de series religiosas no cristianas probablemente la más destacada sea el manga de Vagabond de Takehiko Inoue, una biografía de ficción histórica sobre la vida del famoso espadachín Miyamoto Musashi y su camino no solo por llegar a ser un guerrero invencible, sino que también por un viaje espiritual donde poco a poco alcanza una transformación personal a través de lecciones budistas.
Sin embargo, el anime de Frieren – Más Allá del Viaje, basado en el manga del mismo nombre, ha resultado ser una de las más grandes sorpresas en entretenimiento que he tenido este año al ser, sin miedo a equivocarme, la serie animada nipona más católica que haya visto y donde los personajes son tan carismáticos y entrañables y su historia tan simple pero al mismo tiempo profunda que hace que las numerosas lecciones de virtud, crecimiento personal y carácter heróico estén presentadas de una forma tan bien ejecutada que me encantaría hacer un post específicamente sobre el tema.

La serie, básicamente una historia de fantasía medieval, cuenta la historia de Frieren, una poderosa elfa hechicera que tras 10 años de viaje junto a tres amigos a los que decidió acompañar en una épica aventura, lograron salvar al mundo de la amenaza del siniestro Rey Demonio. La mayoría de las historias de fantasía épica contarían precisamente esa historia, el cómo Frieren y sus amigos emprendieron el viaje y a través de varias experiencias que los cambiaron como personas, enfrentaron retos tanto juntos como a nivel personal y e incluso pérdidas o momentos dolorosos , desarrollaron su amistad y sus habilidades como héroes y lograron superar adversidades pudiendo derrotar al villano.
Sin embargo, la historia de la elfa empieza exactamente en el final de esa historia y viaje cuando el mundo ya está a salvo de la amenaza del villano y nuestros héroes son recibidos con júbilo por la hazaña que ahora traerá una época de paz y prosperidad donde ya no hay miedo ni sufrimiento por la presencia del villano que representaba una amenaza bastante seria.
Tras una ceremonia de agradecimiento al regresar de su viaje y ser recibidos como héroes, Frieren y sus amigos deciden tomar caminos separados pero aún contando con un poderoso lazo de amistad que esperan mantener por muchos años tras haber pasado toda clase de experiencias juntos tras 10 años de viaje.
Entre los compañeros de Frieren estaba Himmel, el principal guerrero del grupo que si bien era un tanto vanidoso tenía un gran corazón, un gran carisma y fue al que más recordaron por su carácter heroico y altruista. Luego estaba Eisen, un poderoso guerrero enano cuyo apoyo fue invaluable en la aventura y por último Heiter, un sacerdote con cierto gusto de más por la bebida pero que nunca se apartó de su camino espiritual ni su deseo genuino en ayudar a los demás y ser una mejor persona.
Frieren decide continuar su camino para recolectar y estudiar toda clase de grimorios mágicos y promete que volverá a ver a sus compañeros un día. Sin embrago, dado que era una elfa, la hechicera del grupo pese a su aspecto joven tenía más de mil años de edad siendo prácticamente inmortal y no era capaz de envejecer, por lo que para ella el viaje de 10 años significó a penas una fracción de una fracción de todo el tiempo que ha llevado viva y estaba acostumbrada a pasar larguísimas cantidades de tiempo de varios años o hasta décadas ensimismada con sus aficiones y su interés por la magia, dado que para ella el concepto del tiempo no era precisamente valioso dado que no podía morir de vieja a diferencia de los humanos y le era prácticamente infinito.
Tras pasar 50 años totalmente dedicada a sus pasatiempos de encontrar conocimientos mágicos por todo el reino, Frieren decide volver a reunirse con sus amigos pero, si bien la elfa sigue siendo física y hasta en personalidad idéntica a la hechicera que conocieron hace medio siglo, Himmel, Eisen y Heiter han envejecido bastante luego de medio siglo y están ya en sus últimos años de vida, haciendo que Frieren ahora se enfrente a la mortalidad de sus amigos. Cuando Himmel finalmente fallece, Frieren llega a valorar profundamente todo lo que en su momento no apreció y tomó por sentado de esos años que estuvo con sus compañeros y se arrepiente de no haber pasado más tiempo al lado de ellos.
La muerte de Himmel y la de Heiter impactan considerablemente a Frieren y les entonces que la elfa decide emprender un viaje para conocer más de quienes fueron sus amigos, valorar las lecciones que compartieron con ella y apreciar impacto que tuvieron en su vida y conocer más acerca del mundo, quienes la rodean y ser una mejor persona, dispuesta a abandonar ese egoísmo no intencional que dominó gran parte de su vida, especialmente ahora que, en su lecho de muerte, el sacerdote Heiter dejó a su cuidado y como su aprendiz de hechicera a Fern, una niña que rescató y adoptó en sus últimos años.
Entrar en más detalles sería terreno de spoilers, pero lo que es destacable es el profundo viaje de Frieren donde la auto proclamada “perezosa y apática” protagonista decide abandonar su egoísmo y su zona de confort para poco a poco desarrollar crecimiento personal, virtud y un carácter heroico donde ella se ayuda a sí misma a ser una mejor persona ayudando a los demás, en el camino llegando a apreciar genuinamente la vida y encontrar felicidad dejando un legado positivo en el mundo.
Todas las profundas reflexiones que hay en Frieren son demasiadas como para meterlas todas en un solo post, quédense con la idea de que la religión, la fe, la iglesia, así como también los monjes y sacerdotes son retratados de forma bastante positiva y heroica, tiene una gran cantidad de lecciones con muchos paralelos profundos y entrañables al pensamiento cristiano, una de las descripciones más precisas y brillantes sobre los demonios y hasta la banda sonora de Evan Call tiene bastantes toques de canto gregoriano. Por supuesto, dada la ambientación de fantasía medieval, el cristianismo nunca es mencionado de forma explícita y en ese universo narrativo hay varios elementos ficticios para que jueguen bien con el tipo de historia donde la magia y combates contra monstruos y demonios juegan un papel importante, pero la cantidad de elementos que hacen alusión al catolicismo y a la filosofía cristiana es demasiado como para ser simple coincidencia e incluso poco a poco Frieren abraza la fe.
La animación es muy buena, la ambientación y atmósfera es relajante y reflexiva pero también hay lugar para el drama, la acción y la comedia. Y, si bien hay algunas excepciones en personajes secundarios, es bastante notable que al menos los principales personajes femeninos no están sexualizados y se aleja bastante del fanservice común en muchas series y manga.
Frieren sin duda se ha convertido en una de mis series favoritas y sin duda tendrá un análisis donde sus temas de crecimiento personal y virtud serán explorados a detalle en un futuro post.
