Death Stranding ¿La historia pro-vida de Hideo Kojima?

A finales del 2015 una de las historias más destacadas y controvertidas que hubo en el año dentro del medio de los videojuegos fue la caótica ruptura que hubo entre Konami y el director Hideo Kojima (famoso principalmente por la saga de Metal Gear) tras décadas de trabajo que afectó la imagen de la empresa por varios años y dejó cancelados proyectos muy anticipados por los fans como Silent Hills (que sería dirigido en conjunto con Guillermo del Toro) y el esperado Metal Gear Solid V: The Phantom Pain como un juego que, a pesar de haber sido un éxito a nivel crítico y comercial, se considera inconcluso dado que Kojima y su equipo tuvieron que hacer a correr la parte final con lo que podían y tuvieron que cortar contenido que no llegó al juego final, principalmente por la gran presión que tenía la compañía de que se lanzara cuanto antes a las tiendas. Aún en esas condiciones Kojima logró terminar la saga con un epílogo potente a nivel de temática y desarrollo de personaje con bastante emotividad que le dio un buen cierre a la historia de Big Boss, su personaje estrella, pero aún hoy solo podemos preguntarnos qué habría podido ser del juego si al director se le hubiera dado tiempo para concluir su historia. 

El tema fue largo pero, tras irse de Konami, Kojima tenía la suficiente influencia y credibilidad (y la confianza de inversionistas) para retomar rápidamente su carrera fundando su propio estudio de videojuegos y dirigió con una libertad creativa prácticamente total Death Stranding lanzado en el 2019, uno de los juegos más analizados y relativamente controvertidos de los últimos 5 años, pese a su éxito comercial y crítico y una secuela que llegará pronto en el 2025.

La recepción del juego en su momento fue más o menos dividida, pues si bien muchos lo consideraron (con sus matices) un juego artístico con una dirección innovadora y una trama y temas complejos y profundos y emotivos que trató de crear un nuevo tipo de género mostrando un estudio AAA que se atreve a tomar riesgos con ideas nuevas y experimentar con alto presupuesto conceptos que otros estudios no, detractores lo vieron como un “simulador de caminar” glorificado con una historia y dirección pretenciosas saturada de conceptos innecesariamente complicados y abstractos sin una narrativa coherente donde Kojima sacó a relucir sus aspiraciones de director de cine frustrado donde la libertad creativa casi total hizo al juego un proyecto de vanidad financiado por Sony.

Si bien creo que el juego es una de las experiencias más interesantes y únicas que he tenido con un videojuego y le doy más elogios que críticas, no quiere decir que no entienda los argumentos de muchos detractores y que incluso en aspectos esté de acuerdo con ellos. A pesar de todo, el juego se ha destacado por algo más allá de cualquier videojuego que haya jugado y quizá incluso películas y series: presentar una historia que muy fácilmente puede interpretarse como pro-vida y, aunque no mencionado de forma explícita, extremadamente crítica de temáticas como el aborto, viéndolo como una tragedia humana genuinamente inmoral donde se explora el valor de la vida y la completa deshumanización de los seres humanos en nombre del “progreso” y sus consecuencias de una manera que me conmovió bastante.

No sé si fue la intención de Kojima, aunque hay tantos paralelos en las discusiones filosóficas, éticas que me parece muy difícil no ver la historia desde esa perspectiva.

La paternidad, la vida y las conexiones en un mundo post apocalíptico:

Death Stranding tiene una historia de ciencia ficción bastante inusual y con conceptos extraños y abstractos en su mitología pero la premisa en sí es bastante clara: en un futuro cercano ocurre un evento misterioso conocido como el Death Stranding que alteró la realidad tal como la conocemos al romper la barrera entre el mundo de los vivos y los muertos, provocando que los espíritus de los fallecidos (BTs) deambulen por la Tierra, trayendo consigo destrucción y muerte.

Después del Death Stranding, el mundo quedó devastado. Las ciudades fueron abandonadas o destruidas y los seres humanos se aislaron en pequeños enclaves subterráneos llamados “nudos”, desconfiando del exterior y de los peligros que acechan fuera de sus refugios. La civilización se ha fracturado y las comunicaciones se rompieron, tanto física como simbólicamente. 

En medio de esta crisis, seguimos la historia de Sam Porter Bridges, un mensajero independiente con un pasado complicado que se dedica a transportar paquetes entre nudos (una profesión bastante peligrosa no solo por los BTs que hay en la superficie, sino que también por saqueadores y terroristas y también por un fenómeno climático llamado Timefall que es una lluvia que avejenta y deteriora muy rápidamente todo lo que toca) quien es reclutado por la organización Bridges y los remanentes del gobierno de Estados Unidos (United Cities of America o UCA) para reconectar estos asentamientos dispersos a través de una red llamada la “Red Quiral”, que permite a las personas compartir información instantáneamente y restablecer la comunicación a gran escala.

Sin embargo, Sam también es emocionalmente distante y tiene un profundo miedo a establecer conexiones emocionales, lo que lo convierte en una figura solitaria, ideal para la misión pero simbólicamente rota, enfrentando además conflictos internos por su pasado, la pérdida de su esposa y su hija nonata y una complicada relación con su madre y su hermana a quienes ahora debe volver a entablar relación a regañadientes dado que son quienes presiden el gobierno.

El desafío de Sam es no solo físico, sino también emocional, ya que debe superar su propio rechazo a las conexiones humanas para ayudar a restaurar la esperanza en la humanidad.

Ahora bien, si se preguntan cuál es el elemento narrativo donde la historia tiene mensajes pro-vida muy entrañables es la relación entre Sam y su BB y lo que hay alrededor de esos extraños bebés. En ese mundo, una de las principales amenazas que hay para la humanidad son los BTs, los cuales al entrar en contacto con humanos pueden matarlos y muy posiblemente causar un “voidout”, donde ocurre una enorme explosión que destruye todo lo que toca. El problema es que para la gran mayoría de humanos estos espectros son prácticamente invisibles, lo que los hace muy peligrosos.

Sin embargo, Bridge y el gobierno de Estados Unidos utilizan para este fin a los Bridge Babies (Bebés Puente) o BBs, unos bebés contenidos dentro de una cápsula que simula un útero que puede ser transportado al lado de mensajeros como Sam que al conectarse a través de una máquina con el sistema nervioso permiten al usuario poder detectar a los BTs para intentar evadirlos.

En una entrega que salió mal cerca del inicio de la historia, Sam termina quedándose con el BB de un mensajero fallecido y es a través de esa conexión que muchas cosas de la trama se desarrollan mucho más allá de la misión inicial.

La relación entre Sam Porter Bridges y su BB, a la que eventualmente llama Lou, es un arco emocional y temático central en Death Stranding. Este vínculo ilustra muchos de los temas provida del juego, particularmente a través del prisma de la paternidad, la deshumanización de la vida para fines utilitarios, y las consecuencias morales de la experimentación científica y descartar la vida en nombre del progreso. Los BB, el vínculo en evolución de Sam con Lou, y las tragedias de personajes como Clifford Unger y Amelie conectan estos temas.

La Relación Entre Sam y BB (Lou)

Al principio del juego, Sam (principalmente alentado por sus superiores en Bridges) ve a su BB como nada más que una herramienta, un equipo esencial para detectar BTs. Después de todo, los BB son tratados como simples instrumentos por la UCA y Bridges, considerados como entidades no humanas cuyo valor radica en su utilidad a pesar de ser claramente bebés humanos que son capaces de sentir tristeza, miedo, alegría, tener recuerdos y desarrollar vínculos. Sin embargo, a medida que avanza el juego, Sam desarrolla una profunda conexión emocional con su BB, hasta el punto de darle el nombre de “Lou” y poco a poco la ve como una oportunidad de la vida para volver a tener a la hija que perdió hace años.

Con el tiempo, la relación de Sam con Lou se transforma de indiferencia a un vínculo profundo. Este cambio marca el despertar de Sam hacia la humanidad de su BB y a pesar de que constantemente le recuerdan que los BB son desechables y eventualmente “expirarán”, el creciente vínculo de Sam con Lou desafía esta perspectiva fría y utilitaria. Su instinto de proteger a Lou refleja el amor de un padre por su hijo, simbolizando la santidad de la vida, incluso en su forma más frágil. Inclusive este vínculo forma parte de las mecánicas del juego, dado que Lou se estresa, asusta y llora en situaciones intensas (particularmente al encontrar BTs) y debemos hacer lo posible por calmarla y arrullarla y darle seguridad y cariño, dado que si su estado mental y estrés se vuelven intolerables ya no puede detectar fantasmas, además de que en la historia se da a entender de que sin nosotros para calmarla y protegerla la cantidad de estrés puede incluso llegar a matarla. Entre más grande el vínculo entre Sam y Lou, la bebé logra tener más resistencia a nivel emocional para enfrentar junto a Sam los peligros del viaje y mejora sus capacidades para ayudar a Sam detectando BTs e incluso en un momento llega a protegerlo.

Lou sirve como una metáfora de la paternidad y el amor incondicional que conlleva. Al final del juego, la decisión de Sam de salvar a Lou y criarla como su hija es un acto de redención que subraya su rechazo al sistema que ve a los BB como simples herramientas. Es un mensaje profundamente provida, que afirma el valor intrínseco de la vida, particularmente en su estado más vulnerable.

Los BB son centrales en la exploración que hace el juego sobre la vida, la muerte y la moralidad. Son bebés nacidos de madres con muerte cerebral, mantenidos en úteros artificiales y utilizados por la UCA para detectar BTs. Aunque la tecnología detrás de los BB es un avance sorprendente, su tratamiento dentro del juego es éticamente problemático: Son deshumanizados, vistos como mercancías, y sometidos a experimentación científica y su destino está predeterminado, dado que se espera que sean descartados como basura una vez dejen de ser efectivos y se hace énfasis en que no son seres humanos a cualquier persona que muestre la mínima empatía por estos.

Los BB encarnan la crítica del juego a la deshumanización por el bien del progreso. El trato hacia los BB es moralmente condenado, especialmente a través de la empatía creciente de Sam por Lou y la trágica historia de Clifford Unger, uno de los villanos principales del juego.

Unger, quien alguna vez fue soldado de élite que encontró esperanza y un motivo para vivir cuando nació su hijo, se convierte en un villano impulsado por el trauma de perder a su bebé y a su esposa en los experimentos del gobierno para desarrollar a los BB. Fue tomado por la fuerza para ser utilizado y la deshumanización de su hijo para convertirlo en una herramienta científica es una violación del vínculo natural entre padre e hijo, llevando a Unger por un camino de venganza tras su muerte donde tras haber sido asesinado por el mismo gobierno que pasó gran parte de su vida defendiendo al intentar salvar a su bebé de los experimentos ahora deambula en un limbo entre el plano terrestre y el más allá buscando venganza por lo que el gobierno le hizo a su esposa e hijo.

La historia destaca la inhumanidad de estas acciones y condena el vacío moral creado por el programa BB. El destino de los otros BB, cuyas vidas también fueron truncadas o sacrificadas, sirve como un recordatorio contundente del costo de ignorar la vida por el avance tecnológico o incluso el concepto del progreso o la conveniencia.

Su búsqueda de venganza no es solo una vendetta personal, sino una representación de la corrupción moral más amplia del programa BB: el gobierno deshumanizó y convirtió a su esposa e hijo en simples herramientas a quienes no veía como humanos pero Unger jamás dejó de ver la humanidad en sus seres amados y todo a lo que el gobierno los sometió como abominación inmoral e injustificable. Al haber deshumanizado a su esposa e hijo la UCA creó a uno de sus peores enemigos dado que aunque ellos no los vieran como seres humanos, Unger sí lo hizo y tras perderlo todo ya solo le queda la venganza y, al ver a los miembros de la UCA como enemigos ruines y corruptos, Unger los deshumanizó por completo y está dispuesto a matar incluso personas inocentes para causarles todo el daño posible a los remanentes del gobierno dado que para él ya no son personas, son enemigos que no merecen tener empatía o consideración por su humanidad, como la UCA vio en cierta medida a su esposa e hijo.

Su tragedia es paralela a la eventual decisión de Sam de liberarse de ese mismo sistema y criar a Lou como su propia hija, convirtiendo la historia de Unger en una advertencia trágica sobre lo que sucede cuando la vida se reduce a una mercancía.

Además, el mensaje provida es todavía más fuerte cuando al final de la historia descubrimos que los recuerdos que Sam veía de Clifford Unger desde el punto de vista de un BB en su cápsula (que como jugadores pasamos casi todo el juego pensando que eran los recuerdos de Lou y habíamos llegado a la conclusión de que Unger era su padre) eran en realidad de Sam, quien se revela que fue de los primeros BBs que, tras el asesinato de su padre por parte del gobierno cuando trató desesperadamente de salvarlo de los experimentos, la presidente de Estados Unidos sintió una enorme culpa por lo que pasó y decidió adoptarlo como su propio hijo dándole una oportunidad para tener una vida. 

El hecho de que un bebé que el gobierno no veía más que como un equipo descartable terminara convirtiéndose en el hombre que logró reconectar todo el país y prevenir incluso la extinción de la raza humana cambiando la vida de muchos para mejor y que tuvo un impacto muy positivo en el mundo y en los demás resulta un paralelo tremendamente simbólico sobre lo que habría sido del mundo si Sam hubiera sido deshumanizado, algo que solo lo previno el hecho de que su padre dio su vida tratando de salvarlo y al ver su humanidad cuando todos los demás solo vieron una herramienta.

A su vez, la deshumanización de los bebés del experimento BB fueron la causa principal del Death Stranding: aunque es un poco complicado de entender, Bridget Strand, la presidenta de Estados Unidos a cargo de los experimentos era también en secreto la Entidad de la Extinción (una especie de espectro extremadamente poderoso en un limbo entre la vida y la muerte capaz de causar la extinción de la vida en la Tierra) y cuando en su forma humana asesinó a Clifford Unger a tiros no se dio cuenta que también mató accidentalmente a su hijo y cuando el alma del bebé (que se revela que era Sam) iba camino hacia el más allá, la forma espectral de Bridget sintió tanta culpa por lo que hizo que decidió resucitar al niño que mató, pero al haber interferido en el ciclo de la vida y la muerte el universo entró en una suerte de paradoja y caos y causó el Desth Stranding, haciendo que la muerte y ruina experimentada por la raza humana fuera consecuencia directa de sus experimentos y el haber deshumanizado a los BBs y sus madres y querer jugar con la línea entre vida y muerte alterando al orden natural de las cosas.

Ahora, con matices, pero Bridget Strand, quien en su forma humana decidió adoptar a Sam como su hijo, tiene que lidiar con las consecuencias de lo que hizo y debe hacer esfuerzos por volver a conectar física y simbólicamente el mundo que fracturó.

La decisión de Bridget de criar al hijo de Clifford Unger como si fuera suyo, después de su muerte, es una parte conmovedora del mensaje provida del juego. Representa un intento de expiación por el daño causado por el proyecto BB y la explotación de la vida. Sin embargo, el daño causado por sus acciones anteriores, especialmente el Death Stranding, no puede ser deshecho.

Al final del juego, el acto de salvar a Lou y permitirle vivir representa un rechazo final al nihilismo que permea el mundo de *Death Stranding*. Es una declaración de que la vida, sin importar cuán frágil o explotada sea, vale la pena protegerla. La decisión de Sam de criar a Lou como su propia hija señala la posibilidad de redención y el valor de nutrir la vida, ofreciendo esperanza en un mundo dominado por la muerte.

Especialmente trágico y conmovedor es que se da a entender que los espíritus de todos los BBs que fallecieron y fueron desechados intervienen para salvar la vida Lou y permitirle tener la vida y el vínculo con un padre que ellos nunca tuvieron en el mundo que debía ser su hogar. 

El núcleo temático de Death Stranding gira en torno a la idea de la conexión frente a la desconexión. En un mundo que ha sido literalmente desmembrado, tanto física como espiritualmente, la única manera de avanzar es restableciendo los lazos perdidos entre las personas. Kojima explora el concepto de la “soledad” moderna, tanto en el sentido tecnológico como emocional y los personajes en el juego han sido testigos de la fragmentación de la sociedad y la pérdida de la capacidad de confiar en otros.

A través de Sam, el jugador experimenta una transformación personal. Su viaje no es solo sobre la entrega de paquetes, sino sobre la reconstrucción de la esperanza, la fe en los demás y el reconocimiento de que los lazos humanos, por débiles o frágiles que sean, son los que mantienen a la humanidad viva.

Por supuesto, hay muchas más temáticas dentro de la historia y varios personajes que se pueden analizar, en especial Bridget/Amelie o la también trágica historia de maternidad de Mama, pero es interesante ver que todo lo anterior juega un papel tan central en la trama del juego que hace que jugar Death Stranding tenga una dimensión temática que nunca antes había visto en ciencia ficción: una historia provida en un medio que comúnmente no toca ese tema y que fue más allá incluso del cine y la televisión actual.